Por lo menos que seamos a la vista como nubes en el atardecer, sino no habrá pizca de posibilidad. Como nubes que cruzan el cielo, aunque no lo llenen. Les da la luz por debajo y se hacen presencia en sus colores de reflejo. Un número suficiente a la vista. Porque, por lo general, cada uno estamos en asuntos propios, apartados: aislados pensando qué haría yo, qué quiero yo, cómo lo veo yo, qué puedo hacer yo. Creando un curriculo particular y así perdiendo el tiempo. No nos enteramos que sin el grupo somos ejemplares mínimos. Ha pasado un subnormal haciendo ruido con una moto y ni siquiera somos capaces de intimidarlo. Si hubiéramos salido a los balcones todos los vecinos, o un número considerable, te digo yo que el niñato se lo pensaría un par de veces antes de venir a jodernos. Nada tenemos de fiero un par de viviendas.
-Toma, es de anoche- me da este papel. Él también me tiene como cartero.
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